En el antiguo sindicato de Montblanc, junto a la Ofcina de Turismo de la capital de la Conca de Barberà, se encuentra el punto de encuentro más comestible de esta comarca de interior tarraconense.
Desde la Baixa Segarra hasta las Montañas de Prades, pasando por los valles del Francolí y L’Anguera, y del Corb, se elaboran embutidos y quesos; galletas, dulces y chocolate; aceites, vinagres y condimentos; mermeladas y conservas; cerveza artesana, y vinos y cavas —entre ellos, numerosos premios Vinari. Variado y suculento. El paisaje de la Cuenca es así. Y la consolidación de la asociación de productores agroalimentarios de la Conca de Barberà, impulsada en 2016 por los artífices de Aromis, Vidbertus, Especialidades Cobo y Trufa de la Conca, un hecho. Hecho en la Cuenca, concretamente. La actual cooperativa de servicios y marca da valor y voz a varios artesanos, pequeños y templados, de una tierra de monasterios, catedrales del vino y azafrán —especia capital desde la edad media y hasta principios del siglo xx, sobre todo en el pueblo de Rocafort de Queralt. Formada inicialmente por 14 productores, hoy son 24 los asociados que aporten a la causa las referencias que quieren a una espléndida agrotienda -que autogestionen en lo que va de año- situada en Montblanc, capital medieval. Se suman otros que no están asociados, pero que ya vendían los productos bajo el paraguas de gestiones anteriores. Sobre el mostrador, la invitación para incorporarse.
Text Carme Gasull /// Foto Mariona Villaviej